martes, 20 de diciembre de 2011

¿HACER DIETA ACABA ENGORDANDO?

¿Cuántas veces te has sacrificado para perder unos kilos y tiempo después los has vuelto a recuperar? No eres la única. El secreto para no repetir esa historia es huir de los planes rápidos y restrictivos y adoptar hábitos más saludables.

Para hacer un plan de adelgazamiento eficaz y no volver a engordar, es fundamental tener perspectiva de futuro: hay que estar convencidos de que los hábitos cotidianos necesitan ser mejorados. El único secreto para adelgazar es no hacer dieta, sino adoptar un estilo de vida adaptado a las necesidades personales. Cuando alguien se propone hacer dieta empiezan las prohibiciones y eso afecta negativamente. Perder peso no equivale a ponerse a régimen, en sentido restrictivo, sino en seguir -durante la etapa de bajar peso- un plan diseñado por un médico, que sea hipocalórico y equilibrado. La proporción ideal es ingerir diariamente un 55-60% de hidratos de carbono, un 10-15% de proteínas de alto valor biológico y un tope de 3'% de grasa (de esta, menos del 10% de forma saturada).

Objetivo: fijar nuevos hábitos
Como todos sabemos, se engorda cuando se mantiene un balance positivo entre una ingesta calórica alta y un gasto energético bajo. En ocasiones normales, este balance oscila ligeramente sin que se produzcan cambios en el peso. Pero si el desequilibrio se prolonga, a esa primera etapa en la que el peso no cambia, le sigue una segunda con un incremento progresivo de kilos, que puede durar años. "Y en la tercera etapa" se recupera el balance energético pero el peso es mayor que en la primera fase y el organismo tiende a mantener de nuevo el peso. A partir de ese momento se inicia el "proceso escalera" en el que la balanza sube peldaño a peldaño. Pero eso no significa que el plan no ha funcionado, si no que no se han fijado los nuevos hábitos y se ha vuelto a las costumbres anteriores. Porque, aunque no existen dietas definitivas, sí lo deben ser los cambios de estilo de vida. Mejorar el gasto energético supone realizar más actividad física y ser menos sedentarios.

Comer no lo es todo
Pero, además de la alimentación y los hábitos de vida, son muchos los factores que entran en juego para mantener nuestro peso. Los expertos reconocen que hay que valorar otros, como los fármacos y tratamientos hormonales, las enfermedades neuroendocrinas (síndrome de ovario poliquístico, hipotiroidismo...), las causas genéticas, las sociales, raza, edad, consumo de tabaco y alcohol...

Además, no hay que dejar de lado aspectos psicológicos, porque una persona relajada y sin alteraciones tiene menos tendencia a volver a ganar peso que una que, por ejemplo, padezca ansiedad.

Artículo de la revista “Mujer hoy” del 5 de noviembre de 2011



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