¿Cuántas veces te has sacrificado para perder unos kilos y tiempo después los has vuelto a recuperar? No eres la única. El secreto para no repetir esa historia es huir de los planes rápidos y restrictivos y adoptar hábitos más saludables.
Para hacer un plan de adelgazamiento eficaz y no volver a engordar, es fundamental tener perspectiva de futuro: hay que estar convencidos de que los hábitos cotidianos necesitan ser mejorados. El único secreto para adelgazar es no hacer dieta, sino adoptar un estilo de vida adaptado a las necesidades personales. Cuando alguien se propone hacer dieta empiezan las prohibiciones y eso afecta negativamente. Perder peso no equivale a ponerse a régimen, en sentido restrictivo, sino en seguir -durante la etapa de bajar peso- un plan diseñado por un médico, que sea hipocalórico y equilibrado. La proporción ideal es ingerir diariamente un 55-60% de hidratos de carbono, un 10-15% de proteínas de alto valor biológico y un tope de 3'% de grasa (de esta, menos del 10% de forma saturada).
Para hacer un plan de adelgazamiento eficaz y no volver a engordar, es fundamental tener perspectiva de futuro: hay que estar convencidos de que los hábitos cotidianos necesitan ser mejorados. El único secreto para adelgazar es no hacer dieta, sino adoptar un estilo de vida adaptado a las necesidades personales. Cuando alguien se propone hacer dieta empiezan las prohibiciones y eso afecta negativamente. Perder peso no equivale a ponerse a régimen, en sentido restrictivo, sino en seguir -durante la etapa de bajar peso- un plan diseñado por un médico, que sea hipocalórico y equilibrado. La proporción ideal es ingerir diariamente un 55-60% de hidratos de carbono, un 10-15% de proteínas de alto valor biológico y un tope de 3'% de grasa (de esta, menos del 10% de forma saturada).
Objetivo: fijar nuevos hábitos

Comer no lo es todo
Pero, además de la alimentación y los hábitos de vida, son muchos los factores que entran en juego para mantener nuestro peso. Los expertos reconocen que hay que valorar otros, como los fármacos y tratamientos hormonales, las enfermedades neuroendocrinas (síndrome de ovario poliquístico, hipotiroidismo...), las causas genéticas, las sociales, raza, edad, consumo de tabaco y alcohol...
Además, no hay que dejar de lado aspectos psicológicos, porque una persona relajada y sin alteraciones tiene menos tendencia a volver a ganar peso que una que, por ejemplo, padezca ansiedad.
Artículo de la revista “Mujer hoy” del 5 de noviembre de 2011